El juez ha decretado en la tarde de este jueves el ingreso en prisión comunicada y sin fianza de las dos detenidas por el crimen de Chancelas (Poio) y la puesta en libertad provisional de Belarmino G.P., el vecino de Monte Porreiro arrestado. El hombre declaró en el juzgado como presunto colaborador en el asesinato de Secundino P.A., de 84 años, a golpes en su propio domicilio y relató que no sabía nada de la muerte. Las otras dos detenidas, Rocío G.G. y Albertina T.F. se negaron a declarar y únicamente Rocío quiso responder a las preguntas de su abogado.El auto del juez se dictó calificando el delito de los tres como homicidio con distintos grados de implicación, al considerar que las dos mujeres habrían sido las autoras y el varón su colaborador, y añade que Belarmino G.P. deberá comparecer en el juzgado semanalmente. Además, las otras dos arrestadas volverán al Juzgado de Instrucción número 2 de Pontevedra el próximo lunes para realizar los trámites fijados para seguir con la tramitación del procedimiento por el Ley del Jurado. La muerte de Secundino P.A. será juzgada por un tribunal popular. Fuentes judiciales han señalado que Belarmino respondió a las preguntas de la fiscal, Carmen Novo, y los abogados defensores y reconoció que mantenía una relación con Albertina T.F., que desde una semana antes del crimen trabajaba como cuidadora de la víctima y dormía en la casa en la que se produjo el asesinato.El propio Belarmino también durmió varias noches en la vivienda del fallecido, pero no el día en que se produjo el crimen, en la noche del domingo 2 al lunes 3 de febrero. Esa noche la pasó en la vivienda de la calle Luxemburgo de Monte Porreiro en la que vivía con su mujer.Las mismas fuentes judiciales han indicado que el detenido mantenía una doble relación sentimental, con su mujer los fines de semana y con la detenida durante la semana. Con la otra supuesta implicada en la muerte de Secundino P.A. residía habitualmente en su casa de Vilalonga (Sanxenxo), pero desde una semana antes del crimen se estaban quedando en la casa del fallecido.Él mismo aportó detalles de su vida en su comparecencia en el juzgado y explicó que cada lunes por la mañana, a las 5.00 horas, vestía un uniforme de camarero y contaba a su mujer de Monte Porreiro que iba a trabajar, pero en realidad se iba a la casa de la otra detenida y no regresaba a su domicilio en toda la semana. Eso sí, aseguró que llamaba a su esposa a diario. Durante los días en que estaba con su otra pareja trabajaba realizando tareas de poda y otras labores similares en el campo. Albertina T.F. se negó a declarar ante el juez y fuentes judiciales consultadas señalaron que durante su declaración en la Guardia Civil de Pontevedra mantuvo ante los investigadores la misma versión de los hechos que el día del crimen, según la cuál estaba con la otra detenida en la vivienda de Chancelas mientras Secundino P.A. iba a la discoteca La Luna y, en un momento dado, escuchó ruidos de que estaban intentando robar en la casa. Cuando ambas salieron a la ventana, vieron escapar a dos personas, de modo que llamaron al 112 para denunciar un robo. Al llegar los agentes, encontraron el cuerpo del dueño de la casa tirado en el acceso, ellas salieron y descubrieron también el cadáver.Esta versión no la creen los investigadores, que sostienen que las dos mujeres mataron a Secundino P.A. supuestamente para quedarse con su herencia, ya que el lunes previo al crimen el hombre había convertido a Albertina T.F. en heredera de su dinero y de su casa de Chancelas. Según los investigadores, fueron al notario el mismo día en que ella empezó a trabajar en la casa, pero ambos se conocían de antes, pues ella ya la había cuidado unos años antes y el fallecido volvió a buscarla para pedirle que le cuidase a cambio de cambiar su testamento porque tenía miedo a que le pasase algo después de que en noviembre sufriese un asalto en su vivienda. La otra detenida, según fuentes judiciales, reconoció en la C
Pontevedra Viva